Agradecidos

Hablando hace tiempo con un desconocido sobre el tema del aprendizaje, me reveló una idea que se fijó  en mi mente por su versatilidad a la hora de aplicarla  a diferentes facetas de la vida.

Partía de la premisa de que nada se puede aprender si no existe una red que sustente a ese conocimiento, que lo relacione y cohesione con todos los conocimientos semejantes a él mismo.

Esta red no es una malla cuadriculada, ni sus objetivos son pescar peces ni cazar mariposas, moscas o mosquitos. Por el contrario, se trata de una estructura que sujeta y da cobijo, que une y se adapta a modificaciones. Sus hilos son nexo entre semejantes y constituyen el lugar común en el que la relación y la comunicación pueden ser posibles y variables.

Todos tenemos la capacidad de construir nuestras propias redes en las que se sustentar los conocimientos de nuestro oficio, las relaciones con nuestros amigos, nuestra familia, nuestro autoconocimiento.

Pero pocas son las personas que tienen la capacidad de vislumbrar y preparar las condiciones necesarias para que esta red se forme y albergue a un grupo de gente con un objetivo común que  camina hacia su consecución. En ella cada individuo mantiene su espacio para desarrollarse y a su vez todos sus integrantes se mueven al unísono. Esto es lo importante y lo difícil.

A estas pocas personas les brillan los ojos de un modo especial.

 

Hoy podemos alegrarnos por lo que cada uno de nosotros ha aportado  para que el Mercado se haya mantenido a lo largo de más de quince años y se hayan conseguido objetivos y reconocimientos. Podemos agradecérnoslo todos.

Artesanos y productores alimentarios del Mercado somos trapecistas ejecutando un continuo número lleno de riesgos, al compás de una obra sinfónica tocada por una orquesta bien dirigida. Pero siempre hemos tenido debajo una red que nos ha asegurado los triples saltos mortales.

Cachupín  a ti te brillan los ojos de una manera especial.

 

Por este brillo y a modo de bandoleros o siendo los protagonistas piratas de la preciosa canción de Serrat, nos saltaríamos todos los protocolos asamblearios y te otorgaríamos el título de Lord Byron por ser el último romántico de este espacio intangible que es el Mercado. El de Barón de Munchausen,  por haber salido sacando al Mercado de la mano, de alguna que otra ciénaga de arenas movedizas tirándote tú mismo de los pelos hacia arriba para conseguirlo. Por último el de Mago mayor del reino por, siendo alondra como eres, haberte convertido también en búho este último año.

Pero por la corrección constante a diestra y siniestra de los tiempos en los que vivimos, mejor no inmiscuirnos en un espacio metafórico y dejarnos en paz de títulos.

Así pues, ciñéndonos a la estricta realidad, sin metáforas ni figuras, queremos reconocer tus aptitudes, tu actitud y tu trabajo bien hecho para conseguir junto con nosotros que la Asociación tenga un peso considerable a nivel regional y estatal.

La película sobre las aventuras del Barón de Munchausen termina con el Barón diciendo:

“Todo aquel que tuvo el talento para hacerlo, fue entonces feliz para siempre”.

 

Carta de agradecimiento a «Cachupín», Javier Ruiz-Cuevas, de sus compañeros del Mercado Artesano y Ecológico por su labor al frente de la Asociación.

 



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